Hola Compañeros! Después de 13 señoras horas de autobús (aunque eso si, bastante comodos, en plan cama, y baratos por esta zona) por fin llegamos a Valdivia, al sur de Chile, en la Región de los Ríos, donde no hemos dejado, os lo prometo, de alucinar, esta ciudad es como vivir en un documental de naturaleza. La ciudad es muy muy tranquila, mucho más que Valparaíso, es, en definitiva, algo completamente diferente.
La gente, como en todos lados hasta ahora, ha sido fantástica con nosotros, y no hemos parado de disfrutar. La Universidad Austral de Chile es increible, tanto que merece la pena parar a pensarse el estudiar o re-estudiar allí.
La calidad de vida allí es increible, frutas, verduras, y sobretodo mariscos y pescado siempre frescos, a mano, asequibles, y ya saben, se dice que uno es lo que come, ya solo por eso fantástico. Como vive la gente aqui es bien bacan (como dicen aquí los amigos chilenos, guay o de puta madre en nuestra jerga) en cabañas en el campo, con sus estufas e incluso sus cocinas de leña, quizá no tan confortable como los hogares a los que estamos acostumbrados, pero sin duda mucho más acojedor, motivador, y sostenible.
Además, siempre puedes entretenerte en el mercado fluvial, con los pelícanos y lobos marinos en plena fiesta del pescado, o caminar 10 minutos a la playa y gozar (como hacía yo), con la familia de delfines australes que venían a visitarme, o incluso con unas nutrias (a los delfines si que conseguí echarles unas fotos, que vendrán, pero no a las nutrias, que, en cuanto me vieron, me dijeron adios. También tienes la opción de moverte solo unos kilómetros, y visitar la multitud de parques naturales alucinantes que rodean esta zona, todo por descubrir chavales.
Os dejo unas fotillos, para que vayais saboreando.
Un saludo, Juanillo.